Colón y su estatua en la entrada del Palacio Nacional
¿Deben Colón e Isabel seguir flanqueando la entrada de ese palacio?
No es la primera vez que se ocurre a un gobierno, o a un grupo de personas derribar una estatua, ya lo hemos visto con:
- Junípero Serra, un franciscano español, fundador de varias misiones españolas en Estados Unidos (en México, luego Estados Unidos)
- William Carter Wickham, general confederado y dueño de plantaciones
- Lenin quien es derribado en Ucrania
- Sadam Hussein también tirado al suelo en Irak,
- Khadafi en Libia y podemos seguir en una lista en donde las efigies de un mismo personaje han sido derribadas en sitios distintos, de forma secuencial.
¿Qué representan las estatuas?
Primero: las estatuas se establecen como representaciones de algo que se quiere perpetuar en la memoria, de algo que se quiere evocar, de valores que se desean perpetuar, de figuras a las que se desea elogiar y como símbolos de poder, de elitismo y de supremacía.
Segundo: las estatuas siempre son impuestas por quienes se encuentran como gobernantes o políticos que tienen influencia, de esa manera se corren riesgos en países como el nuestro en los cuales, los cambios de partidos con ideologías diferentes suelen ser frecuentes. Quizá por eso me extraña que un tal un par de Obeliscos en Antiguo Cuscatlán, no hayan sido tocados, uno para Roberto D´Abuisson y el otro para nuestro renombrado Atlacatl, por razones diferentes.
Tercero: Las sociedades son cambiantes así como los poderes o grupos de poder en control del Estado, que impulsan su propia ideología, valores y héroes. Los valores mismos de la sociedad son cambiantes en función de las experiencias, los contextos históricos, las influencias externas, las ideologías emergentes. Un ejemplo notable de esta situación es el re nombramiento del Parque Dueñas (Francisco, una figura controversial y desde mi posición, un tipo perverso con el poder), como Plaza Libertad, además de la erección de la estatua del General Barrios en la Plaza Cívica, esto último jamás habría sucedido siendo presidente Dueñas.
A lo que vinimos, después de esta breve, brevísima explicación acerca del poder, la ideología, los valores y los símbolos:
¿Deben Colón e Isabel seguir flanqueando la entrada del Palacio Nacional?
¿Qué representaron dichas figuras en su momento y contexto histórico en la entrada del Palacio?
Esas estatuas fueron erigidas durante la presidencia de Don Alfonso Quiñonez Molina, miembro de una triada familiar de presidentes, junto con Carlos y Jorge Meléndez son gobernantes entre 1913 y 1927. Quiñonez Molina es cuñado de los Meléndez pues, se ha casado con Leonor Meléndez, es fundador además de la primera radio difusora en el país, la AQM (Alfonso Quiñonez Molina), su gobierno se desarrolla durante el período de los mayores auges cafetaleros del país, la riqueza generada por este cultivo es una fuente casi inagotable de recursos tributarios para la República. Su labor, fue de representar a los grupos cafetaleros, su gobierno fue ejercido de forma represiva, y en un momento en el que, los ojos, la mirada de élite salvadoreña era hacia Europa, no era tan extraño que se se enviara a producir las figuras, al estudio de Lorenzo Coullaut Valera, para que el 12 de octubre de 1924, fueran expuestas en la entrada del Palacio mandado a construir por Pedro José Escalón a finales del siglo XIX.
Las estatuas miden algo así como dos metros cada una y para la entrega de las mismas, en julio de 1924, hubo un cóctel, champaña por montones, además se tenía prevista la llegada de Miguel Primo de Rivera, presidente del Directorio Militar Español, conductor de la Falange Española, amigo íntimo del Generalísimo Francisco Franco. No sé si finalmente llegó al país Primo de Rivera, pero el solo nombramiento de su nombre, ya indica una coherencia ideológica con la forma de conducir el país por los Meléndez Quiñonez, un símbolo de la oligarquía dominante en su momento y de una identidad nacional ligada a la historia libresca, con génesis en Europa especialmente en su interpretación, y válida para los grupos de poder de 1924.
¿Cómo son valoradas hoy día las mismas figuras?
El mundo va cambiando, las formas de valorar hechos, figuras, historias, es distinta. Los símbolos han cambiado su interpretación, su codificación, lo que antes fue loable, hoy es deleznable. Las interpretaciones de la historia han sufrido variaciones, y si bien hace algunos años, no pocos, en mi escuelita celebraban con vestimentas de indígena el día de la raza, hoy nos preguntamos si hay algo que celebrar. Si antes, la figura de Isabel servía incluso para que alguna ingenua persona se cruzara por el Palacio y se inclinara para persignarse, hoy día sirve para preguntarnos cuanto aporta a la identidad y a la construcción de la nación. Yo me lo he preguntado ya: ¿Por qué razón la Asamblea Legislativa no cambia el título del “Día de la raza”, por el de “Día de la identidad nacional”? A mí, me parece que sería fabuloso. Quizá pido mucho y la vuelta de tuerca apenas nos alcanza para eliminar el feriado del 12 de octubre, hoy eufemísticamente llamado “Dia del encuentro intercultural”.
¿Es un hecho vandálico botar una estatua?
Pienso que lo mejor es eliminar los símbolos que reflejan los antivalores, la ovación a asesinos o déspotas y dictadores, de manera formal, a través de una decisión democrática. No siempre es posible, pero eso sí, eliminar “popularmente” una estatua no es un hecho vandálico, o bien, sí lo es, pero corresponde mas bien es la necesidad de contar la historia desde una perspectiva distinta, desde las víctimas, que en el caso de Colón e Isabel, esas víctimas no están más, pero estamos nosotros, sus herederos.