Crónica de viaje: Abya Yala, Territorio insular y continental de los Kuna

Contracorriente
22 min readOct 12, 2022

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Es 21 de diciembre y discutimos sobre que viaje hacemos, Oscar propone que vayamos a Guna Yala, que hagamos ese viaje en la vacación de agosto, que aprovechemos para conocer las islas, que se parecen al cielo, y a la gente, le digo que no me entusiasme, o mejor que insista para que vayamos. De fiado, pero compramos los boletos de avión: Panamá y Colombia, todo por un “cuis”.

El encuentro

Ya es vacación de agosto y estamos en camino a Guna Yala (Kuna Yala), nos hemos subido al avión y haremos una escala en Bogotá, la refrigeradora del sur, nos bajaremos a la una de la mañana, haremos una visita y volveremos a las seis de la mañana al aeropuerto. El oficial de migración nos ha mirado con ojos de loco, mientras decía: “pero… para que se bajan en la madrugada, no hay nada”, le hemos explicado y selló los pasaportes.

El Dorado, el famoso aeropuerto donde se capturan a los narcotraficantes, en Bogotá

Después de la aventura en Bogotá, hemos volado hacia Panamá, para luego ir al archipiélago San Blas. Venimos acá, por dos razones: a) En las fotografías, las islas nos parecían el paraíso, y b) Para conocer de cerca al pueblo Kuna. El sitio es conocido ahora como Guna Yala, aunque uno de sus miembros me explicaba que, aunque se escriba así, la pronunciación sigue siendo “Kuna”.

El pueblo Kuna, es autónomo y cuenta con un territorio en el que se gobiernan a ellos mismos con independencia; eso me quedó mucho más claro cuando, salimos de la ciudad de Panamá con destino a una de las 365 islas a la que nos dirigíamos, Guanidub; es en realidad un islote de unos 600 metros cuadrados.

Aguacates en Chepo, Panamá

La travesía por tierra debe habernos durado unas dos horas, un desayuno de campeones, y seguir hasta llegar a unos 30 kilómetros antes de las costas del mar Caribe, estaba la frontera Kuna. Un grupo de soldados panameños la resguardaban, y fueron muy amables ellos, solo nos pidieron ver el pasaporte y luego, al cruzar la frontera, nos recibieron un grupo de miembros de la etnia Kuna, guardianes de su frontera, quienes nos cobraron $20 por persona para poder visitar el territorio suyo.

La garita de la frontera entre Panamá y Guna Yala

Hay un claro resguardo de la identidad y de la cultura, aunque a ratos se ven asomos de influencia del sistema predominante en Panamá:

“Lo reciente del proceso de construcción del Estado panameño y la relativa debilidad de sus mecanismos políticos e ideológicos, orientados hacia la hegemonía territorial, también han contribuido a la actual configuración autonómica kuna. La conjunción de ambos factores (presión relativamente débil y vitalidad político-cultural), han influido en las características de este sistema de convivencia interétnica. Sin embargo, y más allá de su singularidad, encontramos en él referentes comunes a los procesos y demandas autonómicas de otros pueblos, a quienes los estados nacionales pretendieron despojar de su cultura e identidad” (Bartolomé, 1998)

Con mucho ánimo, llegamos al puerto para iniciar nuestra travesía hacia la isla, unos veinticinco minutos en lancha y llegamos pues, una belleza, pequeña con cuatro o cinco cabañas, equipamiento muy básico, y un saludo muy cordial de parte del equipo en la isla, en particular de Betty y Olo, que nos hicieron sentir muy a gusto.

El puerto para tomar lancha e ir a Guanidub, nuestro paraíso

Cosmogonía

Los kuna, entienden la vida como constituida por las dualidades desde su origen, para ellos, o al menos para algunos, existe una dualidad de hombre y mujer a quienes se consideran como los creadores, pero no todos piensan igual, algunos otros piensan que no existe esta dualidad y que no hay deidades en el pueblo kuna, es decir, no hay preguntas ni respuestas acerca del origen, pero sabemos que eso es casi imposible, de hecho se mencionan personajes importantes en esta historia liada entre lo legendario, lo místico y la realidad, que se convierte en la verdad:

“En la historia guna, luna es varón. Según cuentan, se acostó con su hermana. Massi Olodualigibbiler, quien aprendió a mirarse desnudo frente al rio, a recorrer y tocarse sus gónadas y órganos y cada línea de su hermosa piel, tenía puesta sus miradas en ella. Se sentía sagrado y profano. Su cuerpo era un templo siempre violado por manos lascivas o por sombras cómplices. Esta es la verdadera narrativa del rostro de Massi Olodualigibbiler” (Pérez Archibold, 2022)

No hay ritos, no hay fiestas dedicadas a una deidad en particular, lo que sí hay, son danzas, sí hay formas de tradición danzaría que tienen los pueblos y que existen en diferentes momentos de celebraciones, y en diferentes lugares, pero no hay fechas especiales como en una tradición religiosa o de costumbres. La historia de los Kuna, cuenta con cuatro momentos importantes, algunos son legendarios y otros son históricos, indistintamente, se integran para darle sentido a la existencia de la población:

“Los cuatro grandes momentos claves de esta historia se inician con:

  • La lucha de Ibeler (Héroe-Sol) contra Piler (Fuego), de la que Ibeler sale triunfante e inaugura un orden humano sobre el mundo.
  • La segunda etapa se desarrolla después del tiempo originario, cuando el pueblo kuna era perseguido por los hombres hormiga, los hombres murciélagos: los sawi sawi dule, los buge buge dule, los narwasha dule, gente extraña de conductas desviadas que dormían cabeza abajo, se colgaban del mentón y que combatían a los kuna en las selvas del Darién.
  • El tercer momento crítico comienza a partir de la presencia europea, cuando el saila dummad (cacique general) Iguasalibler los conduce en la confrontación contra los españoles que invadían su territorio.
  • El cuarto momento tiene lugar en el presente, a partir de la rebelión de 1925 contra la policía colonial panameña, unos de cuyos principales líderes fueran los saila dummagan Iguahibiliguiña apodado Nele Kantule (sabio conocedor de los Cantos Sagrados) y Olokindipe, también llamado Simral Colman”.
Escena de la película Ibeler, de Caramelo Films, sobre un héroe en Guna Yala

Las islas mismas forman partes del patrimonio étnico, pero también del patrimonio individual, la familia puede adquirirlo por herencia de sus ancestros. algunas islas pueden venderse pero solo entre ellos mismos, los kuna y no se puede vender a extranjeros, gente que llega de afuera. Las mujeres son quienes heredan ese patrimonio, son las mujeres las controladoras del poder, las del dominio, en la familia. Ellas también trabajan en artesanías diseñando y produciendo lo que llaman molas que son tejidos en los que muchas veces que cuentan historias, otras, las molas son decorativas y reflejan como pasa con el arte, elementos y componentes de la vida y la naturaleza.

En Marmandub, como esperado, las mujeres mandan y controlan

Dos casos de extranjeros que quisieron aprovecharse: Barton y Moody

Alguna vez, ha habido extranjeros que supieron aprovecharse de la bondad, aparente ingenuidad y confianza que el pueblo Kuna les ha ofrecido, hay historias de al menos dos personas que lo han hecho, y sin duda son los más sobresalientes, aunque es posible que haya otros:

“En 1965 Denis Barton, un empresario norteamericano, llegó a Kuna Yala con la intención de establecer un hotel en una isla aledaña en la comunidad de Ailigandi. Después de firmar un contrato de arrendamiento con el pueblo, construyó un hotel en una cercana a la comunidad a cambio de ayudar a reparar los motores de los comuneros y comprarles molas, collares y artesanías en general. La isla, rebautizada con el nombre de Islandia, pronto fue promocionada en la prensa nacional e internacional y acogió un buen número de visitantes extranjeros. Pero aunque a nivel empresarial el proyecto fue exitoso no tardaron en sufrir problemas con la comunidad. Según los testimonios y los documentos de la época el empresario empezó a prohibir la pesca alrededor de la isla, debía dinero a la comunidad, los turistas se paseaban desnudos por el hotel, algunos de los visitantes eran homosexuales y se comportaban de forma indebida ante los kunas. En fin, el empresario no cultivó las buenas relaciones con la comunidad vecina ha conocido isla y su caso fue denunciado ante el Congreso General Kuna”. (Martínez Mauricio, 2010)

Una publicidad orientada a fomentar el turismo en San Blas, en 1965

El caso Barton es un ejemplo de lo que puede suceder en los conflictos entre el pueblo Kuna y extranjeros con picardía, los que, que generalmente, han llegado para aprovechar el potencial turístico que tiene el archipiélago y la ingenuidad aparente de los kunas, engañándoles con contratos que semejan ser legales:

“Cuando el contrato de arrendamiento de Barton fue llevado ante la asamblea, los kunas inmediatamente se dieron cuenta del peligro potencial del turismo para la unidad de su territorio. Al debatir el caso comprobaron que el empresario sólo había firmado un contrato con los dueños de la isla y un acuerdo de colaboración con la comunidad de Ailigandi, en ningún momento se había acercado al Congreso General para legitimar dichos contratos. Después de varias horas de discusión, los congresistas resolverán que nadie norteamericano podía comprar molas, al no ser kuna no le podían ni arrendar, ni conceder, ni adjudicar terrenos ubicados dentro de la comarca de San Blas. Aunque Barton sostuvo que contaba con el acuerdo verbal de los caciques, los delegados le recordaron que, según la carta orgánica del año 1945, la autoridad recaía en el Congreso y no en los caciques” (Martínez Mauricio, 2010)

El siguiente caso, se refiere a un tal “Mudy” como lo llaman ellos. Este es un caso conocido, aunque los más jóvenes lo ubican muy atemporalmente, algunos dicen que sucedió hace unos 40 años, otros que hace 80, y como memoria oral, puede irse tergiversando poco a poco, y asumir una historia que no corresponda exactamente con los hechos. Hay algo cierto: El caso “Moody” ha sido relevante para la población y un hecho que fortalece la importancia de su patrimonio:

“…es conveniente presentar el segundo proyecto turístico que desencadenó otro conflicto parecido. Se trata de otro hotel, esta vez construido por Thomas A. Moody, un nuevo empresario norteamericano, en la isla de Pidertupu, cerca de la comunidad de Río Sidra. En el año de 1967, los tres caciques y el intendente otorgaron al extranjero un permiso para montar un motel turístico en San Blas. Unos meses después, el Congreso General Kuna desautorizó al intendente por el permiso no habituado a haber sido discutido en diferentes congresos generales posteriores como establece el artículo 21 de la Ley 16. Los caciques y el intendente no pudieron adjudicar tierras incluidas en la reserva sin el consenso del pueblo. El Congreso resolvió entonces anular el permiso y le concedió 30 días para que desalojara la isla de Pidertupu”. (Martínez Mauricio, 2010)

Thomas Moody, el hombre que se quiso aprovechar de los Kuna en 1967. Para el año 1982, se fue a conseguir otra isla en las Fiji, Namelala.

Los años que siguieron a ambos conflictos fueron difíciles para todos, pues una batalla legal se desarrolló y esto llegó, hasta el Ejecutivo panameño, aun siendo un territorio autónomo, Martínez citando a Falla expresa que:

“Durante los años que siguieron, el Congreso continuó emitiendo resoluciones en contra de los dos proyectos turísticos, hasta el punto que, al cabo de diez años, en un Congreso celebrado en Ailigandi en febrero de 1979, los kunas solicitaron la intervención del presidente de la república para eliminar la empresa turística de Moody y su apoyo para establecer hoteles turísticos manejados por los mismos kunas. Pero el gobierno permaneció indiferente ante la solicitud de los congresistas argumentando que no podía tomar cartas en el asunto porque la indemnización era excesivamente alta. Según Falla las instituciones gubernamentales no hicieron nada para acabar con Moody porque también estaban interesados ​​en promover el turismo en la zona y además, el norteamericano tenía muy buenas relaciones con el Estado Mayor [Falla, 1975, p. 25]. (Martínez Mauricio, 2010)

El pueblo mantuvo en firme su demanda de expulsar, en ambos casos, a los extranjeros. El Congreso Kuna, estaba decidido a expulsar a Moody, pues de acuerdo a sus reglas de pueblo autónomo, había transgredido la legislación comarcal, así que decidió sacarlo sin ofrecerle ninguna indemnización. Aunque hubo diferencias en los dos casos, esencialmente es lo mismo: extranjeros que perciben al archipiélago como un negocio, con gente que, en sus ideas, son ingenuos, mientras ellos como norteamericanos tenían el control de Panamá a través del poder sobre el canal; que han implementado distintos y variados sitios desde su filiación extranjera, pues también se consideran con poder de controlar las islas.

“A diferencia de Barton, quien pronto tuvo problemas con la comunidad aledaña a su isla, durante más de diez años Moody mantuvo muy buenas relaciones con la comunidad de Río Sidra donde residían los propietarios de la isla. Las comunidades se beneficiaron de las donaciones norteamericanas para la construcción del aeródromo y la entrada turística (cobro de impuestos en la pista de aterrizaje, venta de artesanías…). Por estos motivos Durante los años 1970 no se opusieron al proyecto de Pidertupu. No obstante, como bien muestra una resolución del CGK de 1980, uno de los propietarios de la isla, el señor Ramón Tejada presentó una queja contra Moody en el seno de la asamblea. En febrero de 1969, Tejada firmó un contrato de concesión para la construcción de las instalaciones hoteleras de Pidertupu con Thomas M. Moody, privilegios garantizados y monopolios prohibidos para la costumbre kuna por un período de 50 años. Cuando el propietario kuna se dio cuenta que él arrendaba la isla por 200 dólares anuales y Moody ganaba 90 dólares diarios por turista pensó denunciar el contrato argumentando que no era legal (no tenía el permiso del CGK) y se estaba dando un enriquecimiento injusto del extranjero ante el irrisorio beneficio del kuna. Ante esta situación el congreso comenzó nuevamente desconocer el contrato con Moody por no haber sido reconocido por la asamblea. (Martínez Mauricio, 2010)

Algunas historias aseguran que Moody vivía ahí con sus hijas, en la isla que hoy se llama Anmardub, y que tenía muy buenas relaciones con la comunidad, y eso es posible en principio. Sin embargo, es de suponer que él asume que, teniendo control sobre la isla, hasta puede llegar a considerarla suya en el futuro, siendo que la tenía adjudicada. Se ha dicho que incluso, tenía perros, que resguardaban ese control suyo. Lo cierto es que el caso Moody, termina en un pleito legal del que no hay respuesta en firme, y en apariencia, la comunidad toma acciones para resolver por vía extralegal, la confrontación:

“Pero, a pesar de las resoluciones del congreso, ni Barton ni Moody abandonaron sus negocios en San Blas, sino todo lo contrario, se acabaron convirtiendo en una auténtica pesadilla para los kunas. Durante años se les demandó que saldaran sus deudas con los comuneros y abandonaran la comarca, pero los dos empresarios ni se inmutaron. Cada día que pasaban se sentían más dueños de las islas que ocupaban. Al final, después de varios años de pleitos, los dos hoteles acabaron en tragedia. Primero, los dueños de Islandia (la isla bautizada así por Barton) la quemaron y, más tarde, coincidiendo con la celebración de un Congreso General Kuna en Gardi Sugdup, la madrugada del 20 de junio de 1981, el de Moody fue víctima de un asalto a manos de un grupo de jóvenes kunas. (Martínez Mauricio, 2010)

Niadub Tikantiti, 1925

Moody, desde luego, acusó a los Guna, después de refugiarse en la Embajada Norteamericana, como agresores, los tildó de “comunistas” una acusación terrible en aquel momento, y dijo además, que buscaban terminar con los yanqui y apropiarse del país. (Del Valle Escalante, 2018)

Estos hechos han dejado una huella profunda en la etnia Guna, pues, aparece constantemente en las conversaciones acerca de la historia de dicha sociedad, y probablemente marca por completo, lo cuidadoso con que se desarrollan las relaciones con extranjeros que deseen efectuar negocios en la región. También, con seguridad, ha hecho que las normas y reglas de la población sean más rígidas, y por tanto, sin posibilidades de flexibilizarse.

Lo que dijo la prensa sobre el ataque

La organización del poder Guna

En cuento a las formas de gobiernos del pueblo kuna, pueden percibirse dos ámbitos:

1. Una administración cultural que cultural se encarga de mantener vivas la esencia de la originalidad del pueblo kuna, y

2. La administración política se encarga de darle ordenamiento con normas y con reglas a la sociedad kuna.

La sociedad kuna pues, se rige entonces pues por estas reglas y lineamientos que han expresado ser el ordenamiento la comunidad, pero, hay un grupo de poder que son los Sailas, quienes, junto con otros miembros del consejo político, ejercen un dominio con normas y con leyes poco o nada flexibles. No se puede decir que esto sea malo o sea bueno; la rigidez dentro de la norma, forma parte también de lo que nosotros tenemos o concebimos como leyes. Las de ellos son iguales para todos y deben cumplirse, y es lo que se expresa hacia fuera de dicha sociedad. La separación, si acaso existe, entre la visión cosmogónica, entendida como comprensión del origen, y la visión política es muy fina, así se entiende que:

“La organización sociopolítica y cultural guna, está fundada en la figura simbólica de Nega. Cuando nos empoderamos de Onmaggednega, nos apropiamos de Baluwala. En nuestra lengua, quiere decir universo, Negaduu, es gobernada como una familia. El sol es abuelo; el mar es abuela; la tierra es madre; luna es hermano; las estrellas y los árboles son nuestras hermanas y hermanos; en fin, Negaduu está organizada por multiplicidad de energías: femenina, masculina y una tercera neutral, que se complementan entre ellas.” (Pérez Archibold, 2022)

Este simbolismo, es también concreción, es idea y es material. La idea política de colectividad está presente de forma real, pero también la visión de familia como unidad social y las comprensiones acerca de la naturaleza no “al servicio de” sino como parte de una hermandad, de la familia. Esto que para nosotros no es comprensible en toda su dimensión, resulta natural para el Guna. Los congresos locales y generales, son presididos por los mencionados Sailas, sujetos con poder otorgado por la misma población, y se hacen en el Nega donde los Sailas ejercen su sabiduría y no necesariamente su poder, se encuentra en cada comunidad y comarca:

“La estructura y la organización interna de Nega remite a lo que es la unidad y autonomía en la mentalidad Guna. Con esta concepción, nadie es más grande que los demás” (Pérez Archibold, 2022)

La bandera del pueblo Guna

Los Guna han logrado su autonomía y el ejercicio de poder y control sobre su sociedad y territorio, el poder político sed ejerce a través de la representatividad en la mayoría de los casos, pero en ocasiones especiales, la consulta a la comunidad se vuelve un imperativo:

“He allí nuestro reto, construir nuestra casa desde la vida de las comunidades y no a partir de jerarquías de dirigentes poderosos que es la concepción de los historiadores occidentales. Los jefes veneran la llama del poder.” (Pérez Archibold, 2022)

Casa del Congreso

A nivel social, las mujeres como mencionado al principio, tienen un gran poder: por ejemplo, las casas de las viviendas de los Kuna, son viviendas de paja, hechas con madera, y fibras vegetales, viviendas que a veces contrastan en su fabricación dentro de una misma comunidad, con las de cemento y concreto. Evidencia también una brecha en la distribución del ingreso. Hay muy pobres y hay quienes tienen más comodidades desde nuestra óptica. Hay viviendas con mucho hacinamiento también. Acá, las mujeres kuna son matriarcas, son quienes ejercen la mayor influencia en las decisiones socioculturales y económicas dentro de la familia. Ejercen dominio y control sobre el patrimonio familiar. Los bienes familiares, son mantenidos dentro del grupo, por la mujer; el hombre también ejerce un rol pero parece ser una función de aprovisionamiento, el rol del hombre es más de responsabilidad de la supervivencia familia, más de trabajador, porque el control y el dominio y el poder sobre las cosas físicas y materiales lo tienen las mujeres.

Una de mis molas, un recuerdo de Guna Yala

La homosexualidad, una realidad aceptada y comprometida: Los Omegiid

Estaba caminando con gente local y unos amigos por una de dos comunidades que visitamos, Mamardub y Urgandi, y en eso veo a lo que llamaríamos en nuestro mundo occidental, una persona transexual, luego caminando una o dos cuadras más delante, había otra más. Me llamó la atención sin mostrar mi sorpresa, pues en otras comunidades indígenas, más bien se trata de ocultar la condición u opción no binaria de la sexualidad, y en este caso no había interés en ocultarlo. Perfectamente me fijé en la mirada de mi guía, que esperaba que hiciera alguna pregunta en ese sentido, y desde luego, no la hice, pues entiendo que hay una diversidad que es aceptada. Las razones de aceptación de la población con diversidad sexual, son más profundas que las meramente sociales, vinculadas a derechos y evolución de las normas de la sociedad, tienen que ver con la cosmovisión del pueblo:

“Wiggudun, solo se sabe que era Sia Dargwenad un personaje de diversidad de género ancestral, que se conoce en el mundo Guna actual como Omegiid…Wiggudun representa un punto de equilibrio entre la mujer y el varón. Simboliza las tres naturalezas que coexisten ” (Pérez Archibold, 2022)

Omegiid

No es que se aliente a la homosexualidad, sino más bien que se entiende como algo existente a lo que se le ha dado además, otro matiz que va mucho más allá de “una opción”, o “una condición”.

“La homosexualidad es tolerada por las autoridades kuna, aunque este tema se maneja con discreción para evitar choques con las enseñanzas tradicionales kuna. En nuestra comunidad existe la palabra Omeguit –“como mujer”-, que se emplea como un término despectivo para referirse a los varones homosexuales” (Solís, 2010).

Lo de “despectivo” no es a profundidad, el omeguiid (omeguit, omeguiit), es socialmente aceptado, comprendido y entendido como parte de la cultura, la sociedad y la funcionalidad dentro de ella. No es esta, la única sociedad con esa visión, también la encontramos entre los pueblos:

- Buguis de Indonesia, quienes reconocen cinco géneros hombre (oroané), mujer (makkunrai), hombre que actúa como mujer (calabai), mujer que actúa como hombre (calalai) e identidades mixtas y no permanentes (bissu).

- Los Ciukci de Siberia, quienes reconocen siete: masculino, femenino, tres géneros ulteriores para los biológicamente varones y otros dos para las ‘hembras biológicas’.

- Los Bigajó de Guinnea Bissau: Cuando un hombre de la comunidad fallece, una mujer es poseída por el espíritu de ese hombre y durante semanas (e incluso meses) debe comportarse y actuar como tal. La madre del fallecido pasa en este caso a ser la madre espiritual de la “mujer poseída” y a veces, se pueden dar relaciones homoeróticas entre las mujeres implicadas (Aragón, 2016).

- Los Muxes de la etnia Zapotecas de Oaxaca, quienes son hombres que asumen en la vida pública o privada, un rol femenino. Se definen como “almas femeninas de cuerpo de varón”.

- Los Hijras de la India, aunque no muy aceptados por su sociedad, forman parte de una casta a la que se les atribuye dones mágicos.

¿Habrá otros grupos? Seguro, pues no hemos sido exhaustivos, lo importante es que el tema de la homosexualidad es un asunto visto con normalidad:

“Somos educadas por nuestras madres desde muy tierna edad en las labores del hogar y apartados de los trabajos que socialmente se le asignan a los varones heterosexuales. A través de este proceso, los varones homosexuales adquirimos una identidad sexual y social femenina, lo que en nuestra cultura occidental equivale a una persona transgénero. A diferencia de lo anterior, la homosexualidad femenina no es visible, quizá porque la presencia femenina en nuestra cultura es vista como algo sagrado. La homosexualidad femenina va en contra de las creencias kuna sobre lo femenino y no está de acuerdo con el rol de mujer propio de nuestra cosmovisión” (Solís, 2010)

A pesar de lo expresado con respecto al lesbianismo, es innegable que también existe, con mas discrecionalidad, con menos exposición y con mayor ocultamiento, mas tabú, pero existe, generalmente es oculto. Se dice que no existe, sin embargo hay una aceptación del asunto diciendo bueno “sí, sí, pero es muy escondido, casi no se ve” y como casi no se ve entonces es oculto, no es abierto.

Los homosexuales masculinos son integrados en la comunidad:

“Como transgéneros kunas, al ser educados en nuestras casas para realizar actividades domésticas como coser molas, adornos y prendas de vestir tradicionalmente confeccionadas por mujeres kuna. Podemos tener una entrada económica y contribuir así con el sostenimiento de la familia, lo que nos hace miembros útiles de la comunidad. Al ser educadas para ser socialmente mujeres, también se nos inculca de forma indirecta que en nuestras relaciones sexuales desempeñemos el rol receptivo, por lo que muchos jóvenes inician su vida sexual con nosotras (Solís, 2010).

Omegiid

El tema de la homosexualidad es aceptado en algunos pueblos kunas y en otros no, en algunas islas son aceptados los homosexuales y en otras no, en algunos pueden ser incluso travestidos y se les asigna funciones de mujer dentro de la comunidad.

Entonces, lo relevante en términos cosmogónicos, sociales y culturales es la homosexualidad, que tiene un simbolismo y rol, importante:

El término correcto para referirse a nosotras en lengua kuna es Wigunduguid, Es el nombre de un Dios Kuna, cuya característica central era tener doble alma. Es así que en la cultura kuna se explica la atracción de un varón hacia otro varón. La percepción de que somos aceptadas por la mayoría de los miembros de la familia y la comunidad kuna se basa más que nada en que, por ser los kuna un grupo étnico minoritario, todos los miembros debemos ser útiles a la comunidad y contribuir a su subsistencia. El estigma y la discriminación son más frecuentes para las personas que viven con VIH y sida, dado que la comunidad aún no entiende la compleja situación de estas personas ni sus problemáticas” (Solís, 2010)

También hay que decir, que en cuanto a la temática VIH-SIDA, los Kuna duplican la prevalencia en comparación con la población en general.

En el inicio de la actividad sexual por parte de los varones, que puede ser de los trece a quince años, no parece existir ninguna dificultad en la aceptación de que un Omegiid pueda ser el que, pasivamente, actúe para iniciarse en la sexualidad:

“Al ser educadas para ser socialmente mujeres, también se nos inculca de forma indirecta que en nuestras relaciones sexuales desempeñemos el rol receptivo, por lo que muchos jóvenes inician su vida sexual con nosotras” (Solís, 2010)

Hay un evento que solamente es para mujeres que es el paso de la pubertad a la adultez, que consiste en un rito en donde la chica se va adonde un familiar: la tía, la abuela, la hermana grande y allí es, vamos a decir simbólicamente es “limpiada”, si es bañada, es atendida, no puede tocar el suelo con los pies, los demás no la pueden ver y con esto se prepara para este paso de la pubertad a la adultez; una vez que pasa ya bueno empieza a actuar como mujer, desde luego que los kunas pueden tener relaciones sexuales desde muy jóvenes incluso menos de lo expuesto, como dicen algunos pero esa es la manera de mantener esas relaciones. La mayoría de las mujeres no conocen los preservativos o condones. Las mujeres kuna inician su actividad sexual entre los once y los quince años.

Artesanías Kuna

Hay un tabú entre la población, en la que no te vas a encontrar con gente discapacitada o que tiene defectos genéticos. En algún caso se ha mencionado que anteriormente, quizá mitad del siglo pasado, los niños con defectos genéticos, eran rechazados y eliminados. Parece solamente un cuento, ¿Lo es?.

Las molas

Las molas son textiles que, artísticamente, son representaciones de la realidad contextual del Kuna. La tela se compra, pero ellos cosen la tela para contar historias, al menos, al menos eso dicen. Cuando una mujer kuna trabaja para la producción de una mola, la mola misma está diseñada solamente para contar alguna historia que conoce que ha visto o se ha imaginado, la imaginación forma parte, como sabemos de todas las otras culturas, pero en este caso también puede ser que lo que haya visto fueron dos pájaros verdes por ejemplo, entonces ella piensa en eso pájaros verdes y son los que plasma en la mola, la mola cuenta historias y se utilizan como parte de las vestiduras, por ejemplo, las blusas y las faldas, que se adornan con las molas.

Un extranjero o turista, puede comprar estas molas sin necesidad de la blusa o falda. Algunas molas pueden ser tan artísticas, tan bonitas, tan desarrolladas que pueden valer entre cuarenta y cien dólares; otras pueden ser más pequeñas y más simples, y costar entre tres y diez dólares, entonces los precios varían dependiendo de la complejidad que tiene la producción de la mola misma.

Otra de mis molas

Producción

Podría pensarse que, siendo un territorio en buena medida insular, los productos agrícolas podrían ser mínimos, pues, veamos:

“Algunos de los cultivos más frecuentes son el plátano, el maíz, el coco, el arroz, la caña de azúcar, la yuca y el ñame, complementados por numerosos productos de recolección tales como el fruto del árbol del pan, tubérculos y frutas silvestres” (Bartolomé, 1998)

El coco, es importante, la mayor parte de las islas, sino todas, tienen sembrados de cocos, los que son transportados en lanchas para llevarlos a tierra firme.

Guanidub

Por otra parte, los hombres kunas se dedican generalmente a la pesca y las comunidades kunas tienen, lamentablemente, mucho desecho plástico alrededor, en buena medida por la invasión turística, la facilidad de usar recipientes plásticos, los productos de consumo que llegan en envases plásticos y también por el hacinamiento y el número de hijos de una mujer kuna, que pueden ser sobre cuatro y hasta diez hijos. El tiempo que dedica al cuidado de los hijos, se lo resta al tiempo para la limpieza.

El turismo y la llegada del consumismo extranjero, la llegada de las cosas extranjeras también tiene un efecto adverso en la población kuna, entre esto, el ya mencionado plástico.

La publicidad, es para un visitante extranjero, impactante: había un rotulo de Coca Cola diseñado por la comunidad, es decir, no es la empresa quien pinta el anuncio, sino, la misma comunidad. Es fácil, desde fuera suponer que podrían usar mejores formas de beber como el coco que abunda localmente bastante, pues, normalmente no se venden cervezas, pero sí, sodas.

Coca Cola no deja ningún espacio

Migración a la ciudad

Hay kunas que se van a la ciudad y otros que se quedan en Guna Yala, quienes van a la ciudad, generalmente adquieren otras costumbres y abandonan algunas originarias. La mayor parte de los jóvenes mantienen su vínculo con su comunidad, pero también tienen una relación con las cosas que existen en el mundo más desarrollado, en el mundo continental o en Panamá misma.

Mujer Kuna en la ciudad

Las mujeres kuna que tienen un vínculo con la ciudad y que vive la mitad de su vida en ella se adaptan a la vestimenta de la población y deja momentáneamente su vestimenta kuna, se viste más “latina”, como llaman a los mestizos.

Mujer Kuna en Guna Yala

Sobre la muerte

El paso de la muerte es un paso hacia lo desconocido. Cuando alguien se muere, hay un evento parecido a un velatorio, casi como una vela cristiana. Pero no hay certeza de que sigue después de eso, se sabe que se va a algún lugar, pero no hay una idea de a dónde. Se entierran en tierra firma y no en las islas. Es necesario vivir entre los Kuna para entender su manera de interpretar la vida y comprender sus costumbres a profundidad.

Ojalá haya tiempo para hacerlo.

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“Tus ojos en el camino, tus manos sobre el timón”

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