Crónica de viaje: Quetzaltenango
Uno debe aprovechar los momentos de descanso para seguir aprendiendo, y eso hemos hecho en la llamada vacación agostina, que es en realidad, la celebración de una festividad católica, la del Divino Salvador del Mundo, patrono de la capital y del país, El Salvador. Les cuento, por capítulos.
Decidimos ir al altiplano occidental de Guatemala (compuesto por Quetzaltenango, Huehuetenango, Totonicapan y San Marcos), por varias razones unas relacionadas con la gana de saber mas y la otra, económica, pues nos resulta muy cómodo arrendar una casa de forma temporal que irnos a un hotel.
En nuestro viaje que fue muy ágil en las fronteras, hicimos un cruce por el bypass de una empresa privada, y que nos ayuda a no ingresar por Guatemala de la Asunción, sino atravesar por Villa Canales e ir a salir a Sacatepéquez, si bien es cierto se pagan unos cuatro o cinco dólares, el ahorro en tiempo y gasolina, lo compensa, en mucho:
Luego subimos pasando por Chimaltenango, y llegamos hasta una aldea cerca de Nahuala, donde comimos, y fiel a mi manera de ser, entablamos conversaciones con las encargadas del comedor, que eran unas indigenas Cackchiqueles, que me han enseñado algunas palabras, pero además nos dieron de comer pepian de carne y de pollo, con tortillas bien calientitas Algunas enseñanzas:
Saludos:
- Xsaqär — Buenos días
- Xqaq´ij´ — Buenas tardes
- Xokaq’a’ — Buenas noches
- Matyox — Gracias
Preguntas:
- ¿Ütz awäCh? — ¿Cómo está? o ¿Cómo estás?)
- ¿Achike ab´i´? — ¿Cuál es su nombre?
- Rïn nub´i´ — Mi nombre es _____
- Rat Ab´i´ — Tu o su nombre es _____
Oraciones pequeñas:
- Janil´a´ matyox — Nos vemos pronto o hasta luego.
- Conjuguemos un saludo por la mañana / Q´ejelonïk richin nimaq´a´.hh
Luego seguimos la ruta pasando por Salcaja y llegamos a nuestro destino: Xela, sin pérdida de tiempo tomamos posesión de la casa que habíamos arrendado al centro de la ciudad para estar en el parque Centroamerica, ver la plaza, tomar ponche, entrar a la iglesia, beber un café y pasar al supermercado para comprar comida para desayunos y cenas.
Caminamos por las calles de la ciudad, compramos algunas tonteras y disfrutamos el regreso a la casa, donde, cómodamente, nos hospedamos, cenamos y al día siguiente nos dispusimos a la ruta del momento: Zunil