Crónicas de viaje: Visita a Tzum-pan (Sumpango)
Festival “De la tierra al cielo”
¿Qué significa Sumpango? Se encuentra un par de kilómetros antes de Chimaltenango, su nombre parece venir del nahuátl Tzonpamtl, o tzompantli, es decir un artefacto donde se colocan calaveras de soldados enemigos capturados, a quienes se les corta la cabeza y su cráneo es expuesto. Sin embargo… la población es kaqchikel, y su nombre puede venir de Tzom pen, cuyo significado podría ser “estómago de cuero”
A Guatemala, siempre me convocan muchas cosas buenas, esta vez fueron las piscuchas, papalotes o como localmente les llaman, los barriletes de Sumpango.
Es una tradición local, de muchos años atrás, pero como pasa con muchos aspectos de las costumbres, de repente, el Comité local de promoción de los barriletes, (por entonces llamado Kojoj´el J´Unan –Todos iguales-) se dio cuenta que despacito, suavecito, la tradición se iba perdiendo y decidieron en 1978, organizar un concurso que le diera resurrección a la actividad, que de normal, se celebraba en el campo de fut de la localidad, a un ladito del camposanto. Este primer concurso, probablemente haya tenido algún premio y de forma inicial, nada complejo en cuanto a criterios: tamaños, colores, materiales, quizá elevación. Desde entonces, el concurso ha dejado de serlo y se ha convertido en un Festival, que tiene un carácter de municipal y al que va gente de todas partes de Guatemala y bueno, también nosotros de El Salvador.
El Festival de los Barriletes Gigantes, se celebra el día 1 de noviembre, fiesta de “Todos los Santos”, de acuerdo al santoral católico, la población inicia la construcción de los barriletes quizá desde unos seis meses antes, compitiendo en tamaño, creatividad, colorido, diseño y vuelo. De acuerdo con la interpretación local, y la leyenda popular “cada 1 de noviembre los espíritus malignos invadían el cementerio para molestar a las ánimas buenas que descansaban en ese recito. Tal incomodidad causaba que las almas de los muertos vagaran inquietas por las calles y viviendas humildes de Sumpango”. Como cada año, el día de muertos se convertía en una visita de los dichos malos, se determinó que había que tomar una decisión desde el concejo de ancianos locales. La solución fue: Elévense pedazos de papel al cielo, contra el viento, para que los mal-venidos, los espantos, los malignos se retirasen. El papel contra el viento, alejaría la molestia presencia de esos demonios menores. Así que se dedicó mucho tiempo para que esos papeles, se convirtieran en volantes, en barriletes, y así los espíritus buenos, estuviesen tranquilos, sosegados y los malos, ya no regresaran. Pero hay que asegurarse, por tanto, hay que celebrar el festival, todos los años.
Los cometas que se fabrican, pueden ser tan grandes como 15 metros de diámetro, es decir, de lado a lado en un barrilete circular, mide 5 pisos o 15 metros; desde luego, hay de todos los tamaños, desde 5 centímetros en adelante y hasta los mencionados quince metros. Grandes.
Las categorías que este año participaron fueron:
· Categoría A, los más grandes
· Categoría B, los medianos
· Categoría Femenina
· Categoría Infantil
El comité del Festival dice que “El costo de un barrilete que sobrepasa los 16 metros tiene un costo aproximado de 80 mil quetzales, si se toma en cuenta el precio de los materiales y la mano de obra participante; sin embargo, más allá del costo económico, lo trascendente es el valor simbólico y espiritual que encierra”. Desde luego que, una de las variables más interesantes es la originalidad con la que se trabajan los diseños, que son compradas por algunos extranjeros y llevadas fuera del país.
Un barrilete se diseña primero, luego ese diseño se plasma en forma de dibujo primero y pintura después, en el papel que forma parte del barrilete junto con la armazón; puede hacerse colectivo o individual. Si se quiere competir, lo mejor es que sea en colectivo, en grupo.
El viaje
El día 1 de noviembre, nos levantamos muy de madrugada, pero como suele suceder, no salimos de inmediato, así que a eso de las 4.30 a.m. ya íbamos en camino, y cruzamos frontera antes de las siete de la mañana. La carretera del lado de Guatemala, en sus primeros cuarenta kilómetros no es del todo buena, así que repentinamente, sufrimos un desperfecto en una de las llantas a causa de los baches, que nos hizo atrasarnos, manejar despacio y buscar un taller de reparación. Para colmo de males, era muy temprano y el día 1 es de asueto nacional en Guatemala. Más atrasos.
La llegada
Logramos resolver lo anterior, en un taller y ya entonces, decidimos pasar a desayunar en un pequeño comedor del puente de Los Esclavos. Seguimos en ruta, atravesamos Guatemala de la Asunción sin detenernos, y seguimos en la ruta hacia Antigua. Hicimos bien en no detenernos, la carretera era un embrollo, muchos vehículos, a paso de tortuga, al menos hasta el desvío a Antigua, de ahí un poco más ágil hasta unos diez kilómetros antes de Sumpango. Las tortugas iban más rápido, y faltando tan poco para llegar, ya nos pareció un error, buscar retornar, aunque no faltaron los deseos.
Finalmente, y después de seis o siete horas después de haber salido, encontramos un espacio para estacionar el “pichirilo” y nos cruzamos la pasarela de Sumpango, junto con otro montón de gente nos subimos a un busito chino, algo viejito, totalmente lleno y por cinco quetzales, nos acercó al campo donde se encontraban los barriletes, en medio de un mar de gente, ventas de comida, artesanías y desde luego, barriletes.
El campo y los barriletes
Muchísima gente, los del Comité dicen que esperaban unas cien mil personas este año, baste decir que el tamaño de la fila de automóviles era de ocho kilómetros. Muchísima gente, y no soy capaz de calcular cuantas personas ví, pero los distintos videos en redes sociales pueden dar fe que éramos muchos visitantes, el pueblo estaba a tope.
El simbolismo detrás
¿Por qué los barriletes en el medio de los espíritus? No es difícil imaginar lo cercano, simbólicamente, que se encuentra la muerte con el cielo, las almas con el aire, la conexión de la tierra con el viento. Es fácil pensar que cada barrilete es un alma, y que cada que se elevan, se acercan a Dios, especialmente en una población muy cristiana. Que además, elevar el barrilete sirve para alejar a los malos espíritus y que, poner papelitos en el hilo, sirve para enviar mensajes a Dios, al cielo o al familiar a quien se dedica el rito. Si usted nunca ha elevado barriletes, es muy posible que no sepa que es “echar coca”, o “enviar telegramas”, ni para qué sirven “los frenecillos”, no que distancia deben tener. En fin, cosa de piscucheros.
Es muy bonito, ver al barrilete subir hacia el cielo, y de ahí imaginar que el alma del familiar se encuentra volando en el cielo y está más cerca de Dios, en este evento anual, desde luego, se acerca a sí mismo, pues el hombre está hecho a semejanza de Dios. De hecho, las explicaciones más profundas sobre las almas, se relacionan con el cielo y el firmamento, Dios vive en algún lugar del cielo, que no es otra cosa que el paraíso. Así, pues, se puede entender el rito ¿rito? de los barriletes.
La fiesta o festival es una maravilla y pienso que no se debe dejar de visitar, una vez al año, en Sumpango.