El Mozote y la 3a brigada

Contracorriente
5 min readMay 16, 2019

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La lucha contra el silencio: La patria se deshonra usando como símbolo los nombres de los victimarios

El Mozote es uno de esos casos que durante mucho rato pasaron ocultos para la mayor parte de la población salvadoreña, tanto para los adeptos al gobierno como para los adeptos a la guerrilla histórica.

Resumo el caso:

El 10 de diciembre del año 1981 en el caserío El Mozote, departamento de Morazán, fueron apresados por unidades del Batallón sin resistencia todos los hombres mujeres y niños que se encontraban en el lugar. Después de pasar la noche encerrados en sus casas, el día siguiente 11 de diciembre, fueron ejecutados por ametrallamiento masivo, deliberada y sistemáticamente por grupos. Primero fueron torturados y ejecutados los hombres, luego las mujeres, y finalmente los niños, en el mismo lugar donde se encontraban encerrados.

El número de víctimas identificadas alcanza, de acuerdo a los informes forenses, un número de alrededor de 1,000 personas. Inicialmente se consideró solamente unas 300, pero en el transcurso de los años y las investigaciones, las osamentas suman poco menos de un mil.
Estos hechos ocurrieron el transcurso de una acción anti guerrillera denominada Operación Rescate en la cual Además del Batallón Atlacatl participaron unidades de la tercera brigada de Infantería y el centro de instrucción de Comandos de Gotera.

En el curso de la Operación Rescate se efectuaron además, masacres de la población civil en los siguientes lugares: El día 11, más de 20 personas en la Joya; el día 12, más de 12 personas en la Ranchería; el mismo día, 20 moradores del caserío Los Toriles y el día 13 los pobladores del caserío el Jocote Amarillo. Además, tanto del Mozote como de los demás caseríos donde sucedieron estas masacres, existe el relato de testigos que la presenciaron, así como de otros que, posteriormente vieron los cadáveres y que dejaron insepultos.

El caso del Mozote fue plenamente comprobado también por los resultados de la exhumación de cadáveres practicada en 1992 y los años siguientes. A pesar de las denuncias públicas del hecho y de lo fácil que hubiera sido su comprobación, las autoridades salvadoreñas no ordenaron ninguna averiguación y negaron permanentemente la existencia de la masacre. El Ministro de la defensa y jefe del Estado Mayor negó a la comisión de la verdad, tener información que permitiese identificar a las unidades y oficiales que participaron en la Operación Rescate. Han expresado que no existen archivos de la época. (Comisión de la verdad, 1992)

Ese es el hecho. Las consideraciones a la necesidad de modificar el nombre de la 3a brigada de infantería con sede en San Miguel llegan porque el Coronel Domingo Monterrosa era el jefe de la Operación Rescate y fue bajo su mando que se asesinaron a ese millar de personas. Un asesino en toda la amplia extensión del concepto.

La Justicia
En términos de justicia, hasta hoy no ha habido ni juicio ni condena para ninguno de los Implicados en la masacre de El Mozote. La masacre ha sido plenamente identificada al igual que la operación en el marco de lo cual se da este asesinato masivo.
No hay reparación alguna, ni para las víctimas ni sus familiares, no existe hasta hoy un procedimiento de justicia restaurativa para ellos. Es importante hacer notar que el Estado salvadoreño ya mostró en un acto de relativa importancia sus disculpas a las víctimas, durante el ejercicio de gobierno de Mauricio Funes, de infame recordación.
Esto no es suficiente la verdad debe hacerse valer. El informe de la comisión de la verdad, muestra quiénes fueron los victimarios, sin embargo el Ministerio de la defensa obstaculiza las posibles pruebas para un juicio necesario.

La memoria histórica
El Salvador merece conocer las fallas y errores históricos que han existido a lo largo de su camino Republicano.
Reconocer además la existencia de conflictos y sus causas, así como los procedimientos utilizados para dirimir los tales conflictos es correcto. En este marco, también es necesario que la población conozca la verdad de su historia, en tanto esto hará posible no incurrir en errores crasos a partir del uso desmedido e impune del poder por sobre la población. Los Estados democráticos, lo son en la medida que el pueblo ejerce el poder y durante esta época, eso no fue así. Fueron los militares los que decidieron el rumbo del país que por cierto nos tiene hoy en nuestra crisis de política,

La construcción de la identidad
La construcción de la identidad de la población de la sociedad salvadoreña se efectúa sobre la base del conocimiento de su historia, de la formación en valores, de las tradiciones, costumbres e ideas.
Los que conocen su historia, seguramente mantendrán fijos intereses y objetivos que corresponden a las necesidades de la nación y en contrario, la existencia de visiones distintas sobre la propia historia, sobre los propios héroes, nos ofrecerá una sociedad polarizada, con misiones e intereses diferentes, como lo que hoy tenemos en El Salvador: grupos de interés con posturas diferentes que obedecen a esta falta de construcción de la identidad de la nación, un asunto que falta por resolverse.

Símbolos identitarios

Por ello es importante que los símbolos construidos a partir del poder militar económico y político del país sean correspondientes con el interés de la sociedad en general y no un interés parcializado. La adjudicación del nombre del General Domingo Monterrosa a la tercera Brigada de Infantería, obedece a la construcción de un mito y culto a la personalidad de un asesino, a la figura de quien ordenó el asesinato de los habitantes de El Mozote.

Habrá voces encontradas que indican qué no es bueno remover el pasado, qué no se debe hablar más de El Mozote, sin embargo hasta hoy, la restauración a las víctimas no ha sido realizada y en el presente el nombre de Domingo Monterrosa, continúa siendo el símbolo militar en el espacio físico de la tercera brigada de Infantería de San Miguel, en el contexto de un ejército que aún no termina de entender que la razón de su existencia se encuentra en la defensa de los ciudadanos.

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“Tus ojos en el camino, tus manos sobre el timón”

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