Entre historias y espantos: La casona de la Hacienda Santa Bárbara, en Chalatenango
Julio Martínez
En 1972 y a 78 kilómetros de la ciudad capital, se comenzó la construcción de la presa hidroeléctrica del Cerrón grande, un proyecto más de energía en el Río Lempa, que fue, finalizado en el año 1977.
Esta presa tenía unas características particulares: afecto a más de 25,000 personas por la inundación prevista de 135 kilómetros cuadrados, y se originó el cuerpo de agua mas grande del país. Hoy día se genera ahí, la tercera parte de la energía que el país utiliza. Se cubrió parte de los municipios de Potonico en Chalatenango y Jutiapa en Cabañas, se inundaron tierras utilizadas para diversos tipos de cultivo, entre ellos, la caña, la sandía, algunos vegetales y legumbres, así como y caseríos, y además varios así sitios arqueológicos: Los Flores, Santa María, Río Grande, Los Flores, La ciénaga y El Tamarindo (Martínez, 2007).
Así, ya en el kilometro 67 de la carretera Longitudinal del norte, existe una serie de carteles que señalan que uno se encuentra cerca de lo que llamamos, un humedal, el de Cerrón Grande, declarado sitio Ramsar.
Ahí pues, se encuentra el pacífico cantón Santa Bárbara del municipio El Paraíso en Chalatenango, es la puerta de entrada a los humedales, una considerable extensión de tierra ha sido cubierta de agua, ya sea naturalmente o como resultado de la inundación para crear la presa hidroeléctrica, todo ello forma un ecosistema con plantas y animales, es decir, su propia diversidad biológica, que además sirve como sitio de llegada de aves migratorias: patos canadienses, garzas, espátulas rosadas, etc. (Barrientos, 2014)
Hoy día, y siguiendo el texto de Barrientos, Santa Bárbara es un cantón que forma parte del municipio de El Paraíso, y si uno llega, a cien metros se encuentra el embalse. La mayor parte de las personas habitantes son desplazados por la inundación, y no son todos. Al otro lado, se encuentra Colima, donde en esos años del 1976, 1977, muchos desplazados reclamaron una tierra para rehacer su espacio vital y fueron asesinados. Ellos, como pasó a otros, fueron víctimas de la violencia del conflicto bélico. A inicios de los años 80, se cuenta que un grupo de entre 16 y 20 personas miembros de asociaciones comunales y a quienes quizá se les haya relacionado con miembros de los grupos de masa del FMLN, fueron también asesinados en Colima. Antes de eso, sucedió un hecho no del todo claro:
“Se informó que para atender a los manifestantes salió don Eduardo Orellana Valdés, a eso de las 3 de la tarde, y uno de los que gritaban sacó un revolver y le disparó asestandole un balazo en el estomago. Agregan los informes que el señor Orellana Valdés al verse herido se introdujo a la casa de la hacienda (…). A los pocos minutos se le vio tan delicado que sus familiares optaron por trasladarlo urgentemente a esta capital (…) pero falleció a la altura de Guazapa” (Arriola, 2021)
Sobre este mismo hecho, la Federación de Trabajadores del Campo manifestó que:
“La desesperación, el nerviosismo que marcaba el estado de ánimo de los explotadores Orellana Valdéz (sic), los llevó a disparar alocadamente y una de las balas hizo blanco en el estómago de uno de ellos causándole la muerte más tarde. De esta manera fue que FRANCISCO ORELLANA asesinó a su hermano EDUARDO ORELLANA VALDÉZ; mientras que los compañeros permanecían en una forma pacífica (Arriola, 2021)
Otros desplazados vivían cerca de la hacienda Santa Bárbara, siendo trabajadores de los cultivos de caña y eventualmente contratados como obreros en el Ingenio San Esteban, que se encontraba a unos cien metros de la “casona” de la Hacienda. Ahí cerca pasaba la calle antigua hacia Chalatenango, la mayor parte de ella quedó bajo la inundación de la presa.
La casona recuerda a esas casas de hacienda mexicanas de la época de la revolución, grandes y con arcos, de dos plantas y en este caso, con una Santa Bárbara pintada en cerámica, en colores amarillo y azul y firmada por “Juárez Aranda” en 1944, fecha aproximada de construcción de la casa, o al menos, eso intuimos. Sucia por dentro y por fuera, es muy solitaria, y se encuentra uno de momento, con la duda de seguir o no, pensando que en cualquier momento puede escuchar una voz o tener alguna visión.
Esta tierra, ha sido considerada como muy fértil, sin embargo, la necesidad del “progreso”, la dejó bajo agua, como bajo de agua quedaron las esperanzas de muchos trabajadores de la Santa Bárbara. ¿Qué historia tiene Santa Bárbara? Aparentemente, los antiguos dueños formaban parte de una familia de apellido Parker Delgado, y se identifica a Doña Soledad Parker (¿Herlinda Soledad o su hija, Soledad Adela?) como principal propietaria, y de quien se afirma que luego de morirse, fue enterrada en los patios de la misma hacienda, cosa improbable. Seguro en ese momento, la “casona” era distinta a la actual en deterioro.
Posteriormente, se vendió la propiedad a la familia Bustamante, quienes (presumo) iniciaron un proceso de “modernización”, lo que llevó a la instalación del Ingenio San Esteban, y a la construcción de la nueva “casona”, y mientras algunos se aventuran a decir que esa construcción es de 1918, otros aseguran que en realidad es de 1940. La Dirección de patrimonio cultural de la extinta Concultura, hizo levantamiento de fichas de edificios con el apoyo de la Cooperación Española, y dice:
“En la década de 1940 (posiblemente en el año 1944), el señor Luís Amparo Bustamante mandó construir la edificación actual del casco de la hacienda. Anterior a esta edificación existía otra de cual se desconoce la información”. (Barquero, s/d)
De manera complementaria, Carlos Chávez, en un reportaje para la revista Séptimo sentido, del 26 de septiembre de 2010, menciona que la hacienda fue propiedad de la familia Meléndez (Carlos y Jorge, ex presidentes de la República), quienes contaban con otras haciendas como Mapilapa (se cruza la información de los Bustamante), Santa Bárbara, Venecia (en Soyapango) y El Ángel. La Reforma Agraria de marzo de 1980, hizo que las propiedades fueran trasladadas a los entonces colones, posteriormente cooperativistas. (Chavez, 2010)
Dadas las características arquitectónicas, de la casona de Santa Bárbara, lo mas probable es que sea de esa última fecha (1940), y si consideramos que se afirma que el constructor fue el Arquitecto Armando Sol, eso es muy posible. (El estilo constructivo del arquitecto Sol, es muy conocido y se puede ver en los edificios del
“Aeropuerto de Ilopango, viviendas como la colonia Bloom al oriente de San Salvador, Familia Murray, hoy parqueo de un banco en el pasaje Senda Florida, centro histórico; viviendas ubicadas en la colonia Flor Blanca, Alameda Manuel Enrique Araujo, en donde hay una tienda de camisas, universidades, bancos, oficinas, un “Castillo Venturoso” (como un capricho arquitectónico de un cliente), y con influencia del castillo de Glamis en Escocia”. (Rivas Merino, 2010)
Con la inundación, se acabaron los cultivos, y el uso del ingenio quedó limitado a nada. Todo indica que el proceso de la reforma agraria acabó con los sueños o pesadillas de los Bustamante, quienes tuvieron que ceder las pocas tierras que quedaban y además, dejar la linda casa, abandonada.
En franco deterioro y como parte de las propiedades de la alcaldía de El Paraíso, la casa es cuidada o usada como dormitorio por soldados y algunos dicen que también policías, también existen muchas historias sobre hechos paranormales que suceden dentro de la casa, particularmente en la nocturnidad, es controversial, pues mientras María Perdido (así es su apellido), expresa que una vez hace unos 25 años, a su padre, la municipalidad le regaló unas varias tejas usadas, y que como el señor trabajaba durante el día, fueron hasta ya entrada la noche, y mientras las hijas y su padre recogían el regalo, empezaron a escuchar varios ruidos dentro de la casa, lo que les ocasionó un “caquiado”, es decir les sacó una gran carrera; otros afirman que no, que no pasa nada. (Perdido, 2024)
Otra historia que se suele escuchar que “Doña Sole”, suele aparecer en noches de luna llena, y que los soldados ya han sufrido varios sustos, cerca del sitio donde se dice que ha sido enterrada.
También nos han contado que en la casa, hay una silla de ruedas, probablemente de los antiguos dueños y que por las noches unas manos huesudas se ponen a mover la silla, haciendo mucho ruido en medio de la oscuridad. Hemos visto la silla, desvencijada y tirada en el suelo, con las llantas para arriba, de forma que no podría moverse a ningún lado… pero los fenómenos paranormales no entienden de leyes físicas.
Una historia muy conocida son los paseos de la niña de blanco por toda la casa, subiendo y bajando gradas, esas mismas que no nos atrevimos a subir por desvencijadas y que podrían romperse. Hay una versión alterna: La misma niña de blanco, pero acompañada de una señora, dicen que Doña Sole se hace acompañar de su hija.
También se nos ha dicho que, en el sótano de la casa, hay un tesoro escondido, que hay luces que salen del lugar y se pasean por la casa, créame que busqué la entrada al sótano, pero no la encontré, el tesoro me hace cosquillas, pero por mas que le dí vueltas a la casa, no pude encontrar la entrada al mismo.
Algo que sí noté, es que da escalofríos, se paran los pelos y la piel se pone como de gallina, al nomás entrar a la casa, ciertamente hay unas vibraciones poco agradables.
Es seguro que la casa debe haber sido una ostentosa “casona” de hacienda, sin duda alguna, donde la familia Barrientos vivían como miembros de la realeza, eso no existe más, solo es un sitio que alberga muchas leyendas, las cuales se debaten entre la verdad y el mito.