La cuestionable existencia de los concursos de belleza
Lo hemos comentado muchas veces con varios amigos, así sea que nos gusten mucho las mujeres bonitas: esos concursos parecen hechos para una feria ganadera. ganará la concursante con mejores atributos de eso que se llama belleza, y no siempre.
¿Qué sentido tiene un concurso donde las mujeres de los países van a mostrarse en trajes de baño, de noche y no se que mas?, ¿Qué sentido tiene que se premie a mujeres que responden a las preguntas diciendo que “Confucio creó la confusión”, o que “la gente no sabe donde está Irak porque no tienen mapas”?
Un concurso de belleza es machista, busca exponer a las mujeres en semidesnudez, y vender en la televisión los productos que sirven para embellecer. Que no embellecen hombre!!!
La belleza está en los ojos de quien la quiere ver!
Digamoslo francamente, sin solapas de ningun tipo: Los concursos de belleza ven a las mujeres como objetos instrumentales para vender anuncios de televisión y contar con sponsors para financiar el concurso. Los concursos son una de las cosas contra las que se debe luchar por su afán de premiar cuerpos y no cerebros; de hacer de la mujer un objeto y de favorecer una ideología machista que instrumentaliza a la mujer por su cuerpo, objeto de deseo y de búsqueda de placer.
Sin duda hay anécdotas de los concursos, yo incluso encuentro que alguna gente celebra que en no se que año de finales de los 50´s una salvadoreña, Maribel Arrieta, fue seleccionada como una de las finalistas.
Perdonen: ¿En que GP abona eso a la reducción de la exclusión, mejora de la educación y eliminación de la pobreza? eso sin mencionar que las mujeres que representan a El Salvador en dichos concursos no representan a las mujeres salvadoreñas. Si todas fueran así tendríamos más sobre población.
Finalmente, se ha dado un salto de calidad en los dichosos concursos, ya no solo las “misses” se equivocan, ahora también los presentadores que pasan de cómicos a personajes humillados.
Nombe, esos concursos ya están pasados de moda, se quedaron en el medioevo, allá en la época en que se iba al mercado a comprar a la mejor vaca, destacada por sus nalgas y chiches.
Sé que no es muy académico, pero es cierto.