Los huevos y la cultura
La cultura son muchas de las cosas que hacemos, decimos o pensamos. No, no es como alguna vez de forma simplista he escuchado decir: Cultura es todo.
Hay cosas que los humanos hacemos que no es cultura, quiero decir que hacemos nos guste, nos acostumbremos o no. Entre estas se encuentran por ejemplo, hacer pipí o defecar. Eso no es cultura pero sí es una necesidad fisiológica… ahora bien el hecho de usar retrete y sentarnos de una determinada manera es cultural. No sigo en el tema porque no me resulta tan cómodo.
Más bien quiero hablar, escribir sobre los huevos, que no los de gallina, sino los bien llamados testículos y su papel en la cultura en la que asumes simbólicamente una representación diversa pero en todo caso, vinculada con una “concepción de “hombría”. Fijemonos en las expresiones:
“Tocarle los huevos al tigre”
Obviamente los tigres no son ovíparos, o sea que el significado literal de esto es llegar por detrás (por delante ni borracho!), bajar la mano y meterla en medio de las piernas y tocarle los testículos, y desde luego subirse de inmediato a un arbol o correr más que el tigre. Que valor!!! Tocarle los huevos al tigre significa ser valiente, tanto que es capaz de tocarle la virilidad a un fiero animal. En realidad es simbólico.
“Este muchacho si que tiene huevos para pelearse con ese otro más grande”
Y… ¿que no todos los hombres los tenemos pues? En realidad quiere significar que tiene testículos (hombría, valor) muy grandes, sin embargo es un doble simbolismo, “tener huevos” es tenerlos grandes, pero a este concepto se le suma el otro simbolismo: la valentía. Hasta ahora tanto tener huevos como tocarle los huevos al felino se vinculan con el concepto de valentía. A propósito, las mujeres usan las mismas frases solo que con “ovarios”. Una empresa distribuidora de huevos tenía un lema: “Si tiene huevos, ¿de qué se aflije?”
“El mécanico es un huevón”
Algo cambia, en lo primero es que se refiere a unos grandes huevos, no normales ni pequeños, sino grandes. La segunda parte del simbolismo es la de referirse a haraganería. ¿Por qué?, ¿De dónde surge esta nueva metáfora para el haragán? Quizá surga de los cabros que tienen grandes testículos y se pasan el día echados, durmiendo o comiendo. Eso sí, tener huevos no es lo mismo que ser huevón.
“Pasan el día rascándose los huevos”
Haraganería. Esto me parece mas literal y aplicado generalmente a empleados de segunda categoría en los gobiernos, en particular a los que no les gusta trabajar y llegan solo a sentarse y a rascarse… las orejas. También hay de primera categoría.
“Tomá mis huevos, chupáme los huevos, o tócame los huevos”
Estas expresiones tienen que ver con la persona que siente que está siendo engañada o atentada en alguna forma. Simbólicamente ofrece sus testículos para que el otro haga algo con ellos. ¿Por qué? Probablemente se relaciona con la incredulidad que solo puede ser cambiada si el otro hace algo espectacular para probar que lo que dice es cierto.
Los huevos: valor, haraganería, renovación, fertilidad o posesiones preciadas, han llegado a formar parte de la cultura y no solo de la anatomía viril. Otro día hablaremos sobre sus vecinos y su papel en la cultura.