Macondo: ¿Leer el libro o ver la serie en Netflix?
Hay una interesante discusión en el ambiente desde que a la empresa de entretenimiento vía streaming por pago, Netflix, se le ha ocurrido poner en los ojos de sus usuarios la versión audiovisual del libro de García Marquez “Cien años de Soledad”.
Hemos tenido diferentes épocas en la vida, así con el aparecimiento de la imprenta en 1450 de la imprenta, ha sido la palabra escrita la mágica. Hasta entonces, los amanuenses dedicaban su tiempo para escribir, copiar los libros.
Luego se sumó la imagen estática con el aparecimiento de la cámara fotográfica (1826, y me parece que las primeras imagenes interesantes de El Salvador se captan por Edward Muybridge en 1875), una maravilla pues al texto ya se le podía alimentar con la imagen. La imaginación se alimentó de la imagen y el texto para recrear pasajes. El cine, la imagen en movimiento tuvo su auge primero en estilo “mute” y luego con audio en los teatros y cinemas públicos.
Con la llegada del internet, el asunto se vuelve de uso mas privado, menos gente asiste a las salas de cine, algunas desparecen y mas personas nos quedamos en casa mirando videos en la plataforma youtube y otras menos populares como vimeo. Los que ejercemos docencia nos hemos preguntado: ¿Por qué razón los estudiantes leen menos y prefieren la imagen para su aprendizaje?, ¿Cuál es la magia de la imagen que no la tiene el texto?, ¿Puede hacerse un paralelo entre el uso de instrumentos de comunicación destinados al entretenimiento y la educación?, ¿Es una adaptación de un libro novela al cine un asunto de entretenimientos o de educación?, ¿limita la imaginación la adaptación novelera al cine?, ¿es mejor leer un libro que ver el film?
De principio hay que decir que no todos nos entretenemos de la misma forma, mientras algunos les gusta escuchar, a otros les fascina mirar, algunos mas deciden por leer y otros por ser sujetos activos del entretenimiento. La comunicación tiene la belleza de ser multiplataforma, multimedia, una misma historia puede ser contada “transmedia”.
Así pues también sucede con la educación, yo aprendí usando el texto. El uso de la imagen tanto estática como dinámica en mi época era poco pensable. Texto más imaginación. Mi contexto era similar, en casa no había por inexistentes ni dvd, ni vhs, ni cd´s de video, menos pues el acceso al internet. Yo soy de la “prehistoria” de las comunicaciones: texto, y mas texto. E imaginación. Quien tiene poca imaginación disfruta menos un texto.
Para mi mala suerte, la educación aun no había desarrollado tanto para entender que hay varias formas de aprender y que esas maneras corresponden a tipos de personas, hoy lo sabemos: aprendizaje visual (textos, imagenes, videos), aprendizaje auditivo (podcasts) y aprendizaje kinestésico (hacer y aprender). Yo soy de estos últimos y algunos de mis estudiantes pertenecen a cualquiera de los anteriores estilos.
Si te ha pasado que al leer te aburres, puede que tu tipo de aprendizaje sea auditivo o kinéstesico y en consecuencia cualquiera de las combinaciones de estilo. Pues… en el estilo de la vieja escuela durante el bachillerato debo haber leído 25 o treinta textos distintos, entre ellos “Cien años”, y fue sobradamente uno de los textos para mí y mi modelo de aprender, de lo mas complicado, tuve que elaborar un map mind para entenderlo. Ahora que he diversificado a fuerza de voluntad mi estilo de aprendizaje, he leído creo yo todo lo de García Marquez (por cierto, pienso que “memoria de mis putas tristes” ha sido de lo mejor, quiza no coincidimos, pero eso es lo lindo de la diversidad. Por cierto, se filmó como pelicula en 2011 en México). Cierro comentando que cada uno de nosotros puede entretenerse y educarse de acuerdo a su propio estilo.
La generación que nace después de los noventa en el paísito tiene una manera distinta de ver las cosas, son nativos digitales y el video forma parte de su existencia. La mayor parte de estos jóvenes han descubierto en el documento de imagen y audio una manera de aprender que no les obliga a leer. Alguna vez he reflexionado sobre la necesidad de nosotros los docentes viejos, de que el estudiante aprenda en el estilo que nosotros aprendimos, y pienso que debemos ser flexibles, cada quien aprende como es su naturaleza. El libro de papel seguirá existiendo durante varias décadas, pero también los libros digitales y los documentales en video.
Todas las películas, todas en absoluto, primero son pensadas, luego escritas, luego reelaboradas en un guión cinematográfico y luego grabadas en filme. Repetiré “todas las películas primero son escritas”. La virtud del director es ser capaz, hábil de plasmar el texto en imágenes, siguiendo con cierta discrecionalidad su instinto e interpretación del pensamiento del autor del texto. La habilidad del director es importante.
Algunos filmes basados en obras literarias son: Ben Hur, Los diez mandamientos y La pasión de Cristo todos ellos basados en la biblia, un libro especial. Todas me gustaron quizá mas que la biblia misma; Harry Poter!!! un aprendiz de mago y sus aventuras con sus amigos!. Bueno también “Crepúsculo”, esa película vampiresca. ¿Alguien vió “Orgullo y prejuicio”?, ¿o ”El curioso caso de Benjamin Button”? Sigo: Casablanca, Forrest Gump, Soy leyenda, Un paseo para recordar, Drácula, El pianista, Código da Vinci, ROmeo y Julieta, Memorias de una Geisha, Madame M, La lista de Schindler, El padrino, el diario de Ana Frank, El silencio de los corderos, El exorcisto, la guerra de los mundos y no hombre, no acabamos. ¿Alguna de esas le ha gustado? Yo fácilmente puedo identificar siete u ocho que me han fascinado. La que mas, se llama Barry Lyndon (Kubrick), mi pelicula favorita basada en la novela de William Makepeace “La suerte de Barry Lyndon”. Música fantástica! que no pude leer en la novela.
Un buen director puede hacer de una película una extensión con valor agregado a un libro o novela. Uno malo puede darnos cosas como “El Código da Vinci”, incoherente, incomprensible y con grandes vacíos por omisión de pasajes del libro.
Macondo tiene mis expectativas, y espero que el director sea capaz de regalarme un filme que le agregue elementos e imaginación al libro. Que suerte que no será un solo tirón de dos horas. Cierro: algunos jamás leerán el libro, para ellos está el filme en Netflix.