Muerte en el Río Bravo
Hay una tentación de ver hacia los gobernantes del norte cuando se trata de buscar culpables de las muertes de los migrantes. Seguramente lo son, pero más culpables somos nosotros, de no poder crear una forma justa de distribución de la riqueza que poseemos.
Francamente y con dolor: nuestros hermanos no merecen morir en el Río Bravo. Las palabras de Richard Nixon (que no ha sido el mejor presidente de los Estados Unidos) aun me resuenan: “debemos ser una gran nación para nuestros ciudadanos y para los que deciden buscar hacer su vida aquí”, mas o menos eso.
Unos pocos años antes, Kennedy explicó que unos cien millones de inmigrantes, de todas las nacionalidades, se convirtieron en la piedra angular del desarrollo de Los Estados Unidos; mientras unos 300 años antes, los indígenas, dueños originales de la tierra, eran confinados a reservas indígenas, cediendo de manera impotente a la fuerza avasalladora del extranjero usurpador. “Sitting Bull”, el grandioso Toro Sentado dijo a los blancos: “¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua.” La sabiduría.
Trump ha amenazado desde antes de su primer día como Presidente, que el muro sería levantado mas ancho y mas alto, y que además, lo pagaría México. Ya todos sabemos como ha extorsionado a los mexicanos.
¿Por que migrar? Por la incomodidad, falta de empleo, falta de oportunidades, pandillas y los otros cien problemas del país que nos conducen a la pobreza. De ahí que, una de las soluciones a la migración sea la resolución de los problemas nacionales. Debemos dejar de tirar la culpa a los Mexicanos o a las políticas del presidente de los EEUU. Nuestro problema debe ser solventado aquí, modificando estilos y modelos económicos, sin pretender que sean los Estados Unidos quienes nos resuelvan.
Todas las muertes del Río Bravo se relacionan con la capacidad nacional de crear una nación que acoja a sus ciudadanos. No se merecen nuestros hermanos morir ahí.