Crónica de viaje: Cuba, el pasado y el futuro
Un viaje con muchas experiencias, aprendizajes y reflexiones sobre el otro mundo que es La Habana. Omitiré ciertos detalles como nombres y demás por razones de privacidad.
He esperado algunos meses desde el viaje realizado a la Universidad de La Habana, y aprovechar a visitar su ciudad y ver de paso algunas otras. Realmente no quería escribir teniendo el impacto de la reciente visita y pensé que lo mejor era digerir todo lo que había aprendido, que francamente creo que me han mejorado como persona, y me hace valorar las cosas que a un cubano le sobran, así como también me hacen pensar en las cosas que a ellos les hace falta, y que en muchos casos parecen no ser imprescindibles.
Todo inicia cuando un querido amigo me habla de uno de los académicos mas importantes de La Habana, de quien ahora me precio de ser “su pana”. Un tipazo a quien admiro y respeto muchísimo. Lo invitamos a uno de nuestros eventos y vino con mucho gusto, con muchas ganas y deseos; quiero decir que los cubanos son así, muy entusiasmados siempre. Posteriormente, devolví la visita para compartir en la Universidad de La Habana, algo sobre El Salvador, en términos culturales: religiosidad, historia y política. No entraré en los detalles pues no es la intención por ahora.
Como mi viaje era costeado por mí mismo, con un permiso con goce de sueldo por mi universidad (algo que a la larga fue muchísimo mejor de lo imaginado), debía buscar un hospedaje que me resultara accesible y que el dinero me alcanzara. Otro amigo muy querido me permitió contacto con su familia en uno de los barrios menos ostentosos que El Vedado, famoso por ser el barrio mas turístico. A ese barrio de negros llegué por la noche de un día de octubre de 2019, luego de estar en Ciudad de México vagando un día y una noche.
El Cerro en La Habana, es un barrio donde vive gente común, de esa que cada día debe rebuscarse la vida, salir a trabajar y regresar para fumarse un habano, un cigarrillo o beberse un ron. Un barrio donde la gente se conoce por su nombre, y conoce a los de la otra cuadra, los de la siguiente y la posterior. Un barrio donde hay un colmado a dos cuadras, una carnícería en la esquina, y además, un tipo que puede proveerte de una buena botella de ron si la necesitas.
Quizá mi primer gran choque fue tratar de entender que el dinero tiene tres caras: dolar, el CUP (peso cubano, mas o menos 4 centavos de dólar) y el CUC (peso convertible, más o menos 90 centavos de dólar). Cada uno con valores distintos, que además puedes comprar algunas cosas en todas las monedas, pero no todas las cosas en todas las monedas. Es posible que con suerte encuentres quien puede cambiarte tus dólares a cup o cuc, o ambos. Lo chistoso es que en general, un cubano puede andar llevando los dos tipos de moneda propios. Al principio uno se “aboba” con la moneda, luego, en un par de días, se acostumbra.
Una pregunta que siempre me hacen es si vale la pena un viaje a Cuba, y creo que sí, es muy valioso en muchos sentidos: nadie te puede engañar con sus opiniones ideologizadas sobre esa realidad tan distinta a la nuestra, puedes entender los valores de la mayor parte de la sociedad, entiendes como su cultura, está formada por su historia reciente que realza su historia y sus hechos, así como a sus héroes, entiendes el culto al Ché, y por qué miran tan de reojo a los Estados Unidos, y tratan de “nuestros amigos” a los rusos.
La convivencia con nuestros anfitriones nos enseñó el valor tan importante de la familia, la convivencia con los vecinos, y lo duro que puede ser para un cubano, buscar de vivir con el salario que recibe al final del mes para poder sufragarse sus gastos, y cuanto puede haber de dependencia de la economía nacional en el turismo, que paga en dólares, es decir, en divisas. Eso que para nosotros en El Salvador es común y normal, en Cuba es un detalle que se debe aprovechar.
Poder caminar por las calles del barrio y seguir en busca de la “guagua”, para subir a ella y pagar menos de un centavo es también algo que impacta. También es posible que por dos centavos suban tres personas, tanto como es posible que el conductor no te cobre por llevarte. Eso es impresionante en un país que tiene un enorme apremio por el petroleo, y que debe recibirlo de “sus amigos”, sin cuyo apoyo, la isla podría detenerse. Recuerdo el día que llegamos, había largas filas de uno o dos kilometros de autos, esperando llenar sus tanques de gasolina para hacer mover sus “almendrones”, que son el resultado del ingenio mecánico del cubano y que además, han sido nombrados patrimonio cubano, y que en muchos casos sirven a la empresa de taxis cubana, del Estado.
Los autos privados, han sido “remotorizados”, es decir, han cambiado su motor original por un Hyundai u otra marca, para poder funcionar. Son autos fuertes, pesados, y puede verse en los barrios, uno que otro en restauración, servirá como taxi para el turista. Un taxista, puede ganar un poco mas que un empleado del Estado, igual debe pagar impuestos, placas y otros detalles, que podría ser un poco más alto que en nuestro país. No es raro, ni extraño que el taxista privado, sea un profesional formado en la universidad del Estado, pero que sienta que tiene una mayor ventaja sirviendo al turismo.
Todo mundo puede asistir a la universidad. Que bonito!, no hay obstáculos para la formación universitaria, si se desea, la Universidad de La Habana es una de las mejores en América Latina, así que es posible acceder a educación de calidad para poder trabajar en el Estado y así devolver a la sociedad lo que has obtenido como formación. En la universidad vas a encontrarte estudiantes que llegan de muchos países, latinoamericanos y africanos. Muchos de ellos son becados por sus países, otros por convenios interinstitucionales, algunos de corta estancia o mediana.
Me ha llamado muchísimo la atención de la infraestructura de la U de la Habana, y me ha quedado la impresión de que la mayoría fueron construidos antes de la revolución. No estoy seguro. Pienso además, que hace falta mucha tecnología para servir las clases, así como un acceso mucho mas amplio para la conectividad. Quien haya ido a Cuba dará fe de lo limitado del acceso a internet, que a mí me parece tan útil para la educación.
Los estudiantes son fabulosos, son tan atentos y con preguntas muy inteligentes, pienso que tienen avidez de saber lo que piensa un extranjero, más si este es de El Salvador, país del que se oye hablar mucho.
Cuando no tienes suficiente dinero, comer en donde come lo normal de la población es un asunto necesario, pero además de mucha enseñanza, y te acerca a la realidad, un pan con lechón (una delicia increíble) puede costarte menos de un dólar, y una pizza, tal vez dos dólares. Se come muy bien en La Habana. También puedes optar por los restaurantes, y comer langosta por $13 o $15 dólares. Impagable para mí, además de que me enferma por mi ácido úrico.
Si quieres comprar carne de cerdo (hay la creencia generalizada de que la carne de cerdo es de menor calidad que la de res, a mí sin embargo me encanta de cerdo), puede resultarte muy barata, algo así como menos de un dólar una libra de lomo, la costilla magra puede valer unos $0.60, desde luego es subsidiada. El salario de un empleado puede ser un poco más de $25 al mes, de manera que los servicios para turistas son una buena opción para un cubano. tengo que expresar que no hay que pagar por la casa, el Estado te la da de acuerdo a tus necesidades. No hay gente en Cuba que duerma en la calle. Tampoco que sufra de hambre.
Desde luego que hay gente que aspira a tener más de lo que el sistema provee. Ya me han preguntado ¿si a alguien le gusta Cuba, por qué no se va para allá? Pues, lo valoro como interesante, yo con menos años, lo intentaría quizá. Sin embargo, la formación, la construcción social nuestra no es la de un cubano, y a mí, quizá me gustaría de repente comprarme un auto que me lleve a un lado y otro, y que sea “pintón”, y quizá eso no podría ser. También, me limitaría en mi forma de vestir, pues hay cosas que no llegan ampliamente a la isla (todo llega, pero no ampliamente). Pero creo que sería bonito. Quizá cuando me jubile, me ofrezca como voluntario para ir un año a la U de la Habana para servir a esa gente tan noble que son la mayoría de cubanos, que tienen valores tan excepcionales como la solidaridad, el compañerismo y el servicio.
La salud de los cubanos está asegurada, creo que es de los rubros, junto con educación, de mayor relevancia para el Estado, hay un “médico de la familia” para un grupo de personas en un barrio, que junto con una enfermera atienden a un poco más de 100 familias. Es un programa a partir del cual, el médico establece un lazo con la persona, y se asegura de su bienestar. No están todas las medicinas, pero sí las principales, la base del sistema de salud en Cuba no es curar, sino prevenir.
Hay dos Cubas, la del turista y la del cubano, creo que pasé por las dos formas, mi viaje a Varadero lo hice en plan dual, puede ser muy caro, pero también puede ser muy barato. Un cubano puede ir a cualquier parte de las playas de Varadero y gozar ese mar Caribe tan hermoso y turquesa, también puede, si cuenta con los recursos ir a un hotel cinco estrellas. Yo preferí lo primero y pienso que me costó estar en Varadero no mas de $15 por un día. Pero yo soy un tipo sencillo. Cuando quise ir a Varadero en el autobus local (quizá me hubiera costado $3), me indicaron que como turista debía usar el Viazul, como $26 ida y vuelta. terminé usando un taxi por 33, ida y vuelta, aire acondicionado, cómodo y platica incluida. Sé que hay gente que gasta mucho más, bien por ellos.
Si tienes suerte, podrías asistir a un concierto gratis, de Silvio Rodríguez en el Latinoamericano o en Ciudad Deportiva, no tuve esa suerte, pero es posible.
¿Volver a Cuba? sí, a gozar de sus ciudades, aprender de su gente y entender mejor a esa sociedad. Yo, francamente no creo que se trate de comunismo, sino de dos valores que a mí me resultan importantes: dignidad y justicia.